En el banquillo... o recuerdos de "Conejo"

 Me siento desplomado en la silla del dentista, con las manos apretadas convulsivamente en los reposabrazos y estoy sudando como un conejillo de indias. Incluso si la posesión es incómoda, apenas lo noto, porque tengo miedo de los próximos momentos. De repente, siento ondear el aire en el consultorio del médico y una figura femenina aparece en el límite de mi visión periférica. Giro la cabeza con curiosidad. No veas su rostro, está cubierto por una capucha negra. Pero ya lo sé...